martes, 18 de agosto de 2015

SEGUNDA LECTURA...

El microbioma humano

El microbioma humano
Los microbios benignos que nos habitan cumplen una variedad muy amplia de funciones indispensables para nuestra supervivencia y nuestra salud. Recientemente se publicó el catálogo más completo hasta ahora de estos microorganismos y los genes útiles que nos aportan.


Sin lugar a  duda, el cuerpo humano es un territorio mucho más densamente poblado que una metrópoli como la Ciudad de México, en la que habitan unas 5,900 personas por kilómetro cuadrado. 

Así es claro que sin pasar de la piel en nuestro cuerpo, podemos encontrar una gran variedad y un inmenso número de microorganismos, principalmente bacterias. No obstante, debido a que son mucho más pequeños que una célula, esos inquilinos aportan sólo del 1 al 3% de nuestra masa corporal: un individuo de 70 kilogramos de peso lleva a cuestas, en la piel y en las entrañas, entre 700 gramos y dos kilogramos de bacterias.

Los humanos estamos, pues, atiborrados de bacterias, pero no hay motivos para alarmarse ni ir corriendo al médico, pues la mayoría de estos microbios no son dañinos. Al contrario: las numerosas y diversas comunidades de bacterias que habitan en el cuerpo de una persona común cumplen funciones benéficas e importantes para la vida y la salud, entre las que destacan, las funciones que ayudan  a controlar las poblaciones de microorganismos patógenos; esto es, causantes de enfermedades, que también llevamos en el cuerpo.

Pero, ¿cómo conocer la identidad y fisiología de nuestras bacterias, que son tan importantes, si son tan numerosas y variadas? El método tradicional para identificar y estudiar microorganismos relacionados con el cuerpo humano ha sido aislar o separar las bacterias de las muestras y cultivarlas en el laboratorio. Así se ha logrado identificar cientos de especies de bacterias tanto benéficas como patógenas. Pero dada la enorme cantidad de especies bacterianas que existen, esa labor puede resultar lenta y costosa. Además, no es sencillo determinar cuáles son las condiciones óptimas de cultivo, como temperatura y tipo de nutrientes, que las bacterias requieren (ver ¿Cómo ves? No. 152). Se estima que de todas las especies de bacterias que existen en el planeta, se han cultivado menos del 1%. Y esta cifra podría ser similar en lo que respecta a las bacterias de nuestro cuerpo.
Por fortuna, ya contamos con técnicas que permiten analizar muestras de comunidades de organismos sin tener que cultivarlos por separado. En vez de identificar bacterias al microscopio o a partir de las sustancias que desechan, se analizan los genes que contiene una muestra mezclada de microorganismos y tejido humano. Estas nuevas técnicas —parecidas a las que se emplearon para descifrar el genoma humano, la secuencia de letras genéticas que forman nuestro ADN—, se utilizan en una joven área de investigación llamada metagenómica (ver ¿Cómo ves? No. 37). En ella se inscribe el Proyecto del Microbioma Humano (PMH), que el pasado junio dio a conocer la recuperación e identificación de más de 5 000 000 de genes bacterianos que estaban mezclados con los humanos.

En palabras de los autores de los artículos del PMH, los datos obtenidos en conjunto, representan el mayor recurso hasta ahora “que describe la abundancia y variedad del microbioma humano, al tiempo que proporciona un marco de referencia para estudios de bacterias, que pudieran ser  desconocidas en algunos aspectos,  pero que se relacionan de alguna manera con bacterias descritas, de tal manera que se puede dar una solución y entender el comportamiento de la especie, de manera indirecta. Nota del profesor: imagina que alguien describe un cítrico como el limón, y después alguien encuentra una naranja  y necesita aplicarle algo para producirla, pero como la naranja nadie la conoce o es muy rara, ni como empezar. Ha pero como ambos, el limón y la naranja son cítricos (como primos), puedes comprender y predecir el  comportamiento de la naranja a partir del limón. 

Trasplante insólito

Los médicos han logrado trasplantes asombrosos, como los de mano o rostro. Pero ¿te imaginas uno de materia fecal? Suena descabellado (y repugnante), pero ya se está usando en Estados Unidos para combatir los graves trastornos gastrointestinales que produce la bacteria Clostridium difficile. Esta bacteria suele invadir los intestinos de personas que han recibido tratamientos con antibióticos, y como es resistente a éstos, no hay manera de combatirla. Con el trasplante (por medio de supositorios) de materia fecal de individuos saludables, expertos como Alexander Khoruts, de la Universidad de Minnesota —quien ya prepara ensayos clínicos en forma— han logrado restablecer la población microbiana capaz de desalojar al inquilino indeseable. También se está buscando extraer del excremento las bacterias necesarias para introducirlas en el organismo del paciente sin el desagradable, aunque eficaz, trasplante fecal.

A decir verdad el avance en el conocimiento y clasificación de los seres vivos, como las bacterias y de otros organismos, es muy importante para los seres humanos. Así por ejemplo el descubrimiento de plantas medicinales, la  picadura de  un insecto portador de enfermedades, son  muestra de la utilidad de la clasificación de los seres vivos. 



Referencia 
Revista de divulgación de ciencia de la UNAM. 
Autor: Guillermo Cárdenas Guzmán
Extraído de: 

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